DR: Y ahora, a los postres, nada mejor que un poco de música.
¡Músicos! ¡Los músicos! ¡cantad!
JM: Majestad,
hemos compuesto una pequeña canción en homenaje a vuestra
esposa, la reina.
DR: Bien,
adelante.
JM: Dulce
reina mía,
una nueva fantasía en cada nuevo verso,
deseo mostrarte,
no quiero decir más,
lo que tú ya sabes.
El día en que te conocí
me pareció
muy grande
tu inteligencia
y tu nariz
diminuta.
Vi tu cabellera
cayendo sobre tu cintura
y tus pechos
maternales.
Y ahora ves la sombra
de uno que sin esperanzas te ama
ves el llanto
del infeliz
porque tú perteneces a otro
sólo eres
de tu marido.
DR: ¡Bravo,
bravo! Quisiera escucharla una vez más, pero me gustaría
más a dos voces.
JM: Pero,
tengo una sola, majestad.
DR: Que
cante aquel otro músico, el de la viola.
CN: Es
que yo no sé la letra, majestad.
DR: Oh,
bien, entonces cantadla en canon.
JM: ¿En
dónde?
DR: Canon:
esa manera en que primero canta uno y luego otro hace la imitación.
Comienza tú, y tú que no sabes la letra vas repitiendo
lo que él canta. ¿Qué ocurre? ¿no sabéis
lo que es un canon?
JM: ¡Oh,
sí, sí!... sabéis!
JM: Dulce
reina mía,
una nueva fantasía en cada nuevo verso
CN: Dulce
reina mía
JM:
deseo mostrarte,
CN:
una nueva fantasía en cada nuevo verso
JM: no
quiero decir más,
CN:
deseo mostrarte
JM:
lo que tú ya sabes.
(Murmullos
de sorpresa y desaprobación)
JM: El
día en que te conocí me pareció
CN: El
día en que te conocí...
JM:
muy grande
CN:
me pareció
JM:
tu inteligencia,
CN:
muy grande
JM:
vi tu nariz
CN: tu
inteligencia
JM:
diminuta,
CN: vi
tu nariz
JM:
vi tu cabellera
CN:
diminuta
JM:
cayendo sobre tu cintura
CN: vi tu cabellera
JM:
y tus pechos
CN:
cayendo sobre tu cintura.
(Grandes
murmullos)
JM: Y
ahora ves la sombra
de uno que sin esperanzas te ama
CN: Y
ahora ves la sombra
JM:
ves el llanto
CN:
de uno que sin esperanzas te ama
JM:
del infeliz
CN:
ves el llanto
JM:
porque tú perteneces a otro, sólo eres
CN:
del infeliz
JM:
de tu marido.
(Ruido
de voces y golpes)